martes, diciembre 21, 2004

Soñador

You may say I´m a dreamer
but I´m not the only one...

John Lennon

Ayer vi "The dreamers", la nueva película de Bertolucci y me puso de frente el espejo de la cinefilia y el esnobismo. La fórmula indisoluble que puede crear las criaturas más simpáticas y las más pretenciosas también.
Mis pininos cinéfilos fueron deifinitivamente con la serie B norteamerican (las de cárceles de mujeres eran mis favoritas)y el cine mexicano que nos llagaba por televisión (todo Fernando de Fuentes y El Indio Fernández).
La primera película "de arte" que ví y que pagué por ver fue a los 16 años. Se llamaba Betty Blue, era francesa y tenía un ritmo y una estética muy alejada del tipo de cine que circulaba en los circuitos comerciales.
No inicié mi tour cinéfilo con un manual sino basado enteramente en mi intuición y lo que estaba a mi alcance.
Mientras más crecía más desarrollaba mi criterio para discriminar películas.
En "The dreamers", Mathew, Theo e Isabelle son tres jóvenes ingenuos, infantiles y snobs que pretenden cuestionar al mundo desde la comodidad de un apartamento burgués en el París del 68.
La revuelta popular del 68 les entra por la ventana frustrando un suicidio muy pendejo (seguro hay de otros)y enfrentando a los personajes con una realidad de la que no formaban parte por vivir sumergidos en el mundo de cine, cuestionandose si Chaplin es mejor que Keaton.
Mea culpa: Confieso haber utilizado muchas veces la ventana del cine para alejarme de la realidad y sentir aunque sea por un momento que estoy en otra parte y vivo otra vida a la que elegí.
Pero como el pedo es elegir, generalmente escogía películas que eran una bofetada emocional y que nunca me lo hicieron nada más fácil, pero sí un poco más claro.
Tengo que reconocer que muchas respuestas las he encontrado en los libros y en el cine, pero que nunca han sido tan elocuentes como la vida misma.
La realidad sigue siendo el personaje principal de mi película, no importa cuan cruda ésta sea.
Yo sueño casi todas las noches, pero los sueños se quedan donde deben estar o donde puedan. Los proyectos son otra cosa.
El cine sigue siendo una buena compañía, pero sigo valorando la compañía real por encima de cualquier guión.
Tampoco pretendo cambiar el mundo, pero espero que no me sorprenda dormido cuando tenga las mejores noticias.
Lenon, sí fuiste un soñador y no eres el único. Pero la realidad te convirtió a tí en un sueño de pólvora y a tu legado en una franquicia muy rentable, con una banca de bronce en una Cuba a punto de sumergirse.
¿Era tu sueño un sueño o te faltó valor para enfrentarte a la pesadilla?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no aparecen comentarios al pie de tus posts, seguramente no se debe a falta de interés. Tienes una visión tan peculiar de la vida, que a menudo me encuentro muda ante tus reflexiones desnudas, finas y frías, como un cuchillo desenfundado. Otras veces tus textos son tan redondos que no hay nada más que añadir. Que la vida te lleve ahí a donde esperas en este 2005: el precipicio donde el vacío es bello y magnético, el espejo que quita ese velo subjetivo sobre la desnudez, o el calor suave y palpitante que a veces nos atrevemos a necesitar. Un abrazo, Manuel.

Manuel dijo...

Gracias por tus mejores deseos (sospecho quién eres) y también te deseo lo mejor.
Nomás aclaro que no me quita el sueño el tráfico de mi blog, pero se agradecen los comentarios, hasta los más ociosos porque esa es la naturaleza de este medio, la ociosidad y la impunidad. Bienvenidas sean.
Que pases bien el fin de año y tengas un 2005 fregón.