No tengo ganas de escribir.
No ha pasado gran cosa.
No he tenido sexo (el autoservicio no cuenta) en una semana.
La gente medio me aburre, lo que no me hace buena compañía.
Fui al cine sólo a comprobar lo sobrevalorado que está el terror japonés que apesta con todo y su solemnidad, además de su tufillo moralino y retrógrada.
Me quedo con la última entrega de Chucky, cuando menos tiene sentido del humor y sangre, una muy buena combinación para mi gusto.
Lo único que me hace ilusión es que voy la semana que entra a ver a "The hidden cameras", pero ¿qué tal si en vivo valen verga?
No mames, tanto dinero y tiempo invertido para que resulte un fiasco.
Ojalá de perdida sean guapos.
La ley de Murphy me dice que si busco a mis caiditos me van a batear por pura revancha.
La semana pasada les desprecié olímpicamente y tienen derecho a hacer lo mismo ahora que yo los ocupo.
¡Qué manera de auto-boicoterarse!
Si fuera otro, me deprimiría, pero la depresión cada vez me parece de más mal gusto. Casi tanto como el optimismo.
Ya sé.
No tengo lado.
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