jueves, marzo 10, 2005

EXTRAÑO...

...los amigos que ya no están.
Los amigos que están pero hace mucho no están en el hoy y el ahora.
Extraño al Ricardo y al Noé, que no se si está o no, pero su ausencia es una pendiente larga y sinuosa que no deja de darme vértigo.
Si tan solo supiera.
Extraño al Adán que no se comunica conmigo hace mucho y su teléfono está cortado.
Extraño al Ernesto que ahora está rodeado de un ejército de momias miadas cada año por el Cervantino.
Extraño a la Ietza y su vegeterianismo macrobiótico, sus clases de yoga y taichí y sus urgencias amorosas contenidas en una microfalda.
Extraño al Oscar y su afabilidad perenne, su sonrisa siempre lista y el comentario agudo cuando se debe.
Extraño al Max y su lapidaria boca, tan certera como amable.
Extraño a los Franciscos, al chaparro y al enorme: los de risa franca y carcajada espantapájaros.
Extraño a los manueles, el morenazo aprietafuerte y el amable de canas lindas.
Extraño a los arturos, el mejor amigo en su momento y el compañero de pedas interminables que siempre se estaba cagando.
Extraño a mi hermano y su curiosida enfermiza con la vida ajena.
Extraño al tany, la tania, el luis, la cristina hecha-a-mano, el max bibis, el gerardo, la silvia pintora y el enrique son su rico ceviche, el jaime conta y sus secuaces, la angélica escroto y su marido buenísimo, la lurdes, la lula y la lídice, el axel, el corro, el lorenzana...
Extraño al Carlitos y su mirada dulce y su sonrisa larga, al Ulises y su lenguaje forzado pero amable.
Extraño a la julia, la lore, la vero, la magda, la yama, el gil, el fausto, las karlas, la mayra, el gonzalo, el tizoc, hasta al raúl extraño. A ese y al otro, a su marido el grandote y los otros amantes que rolaron por allá.
Extraño las calles peligrosas de las 2 de la mañana, la fiesta acabándose al otro día en cualquier café.
Extraño los raves, las tocadas, los conciertos, las exposiciones, los festivales, la cola en la línea y el parque de la amistad, playas de tijuana, rosarito, ensenada y el mirador arriba de la falla de san andrés.
Extraño la brisa marina y el sol amable.
Extraño lo que fue extraño y ya no lo es.

2 comentarios:

Manuel dijo...

No, no es que me quiera regresar a Tijuana, simplemente que a veces extraño a la gente y la dinámica que me tocó vivir allá y que ya no es ni será lo mismo.
Tijuana siempre va a estar ahí, pero nunca será la misma.

Pal Anónimo ese...¿porqué no vas mucho a chingar a tu madre y te lees un buen libro?

Manuel dijo...

Sorry, Jota A., pero borré tu comentario por maje, lo publicaste como seis veces.