Yo creo que tendríamos que tener caras como calecetines.
Y no me refiero a que tengamos la cara tejida y rematada en puntas amarradas con líneas anti-olor.
No, me refiero a tener caras para cada ocasión guardadas en el cajón, en el morral, la mochila, el bolso o loquesea que uno cargue cuando deambula por el mundo.
La cara del súper: nomás la sacas, estés del humor que estés, y haces tus tareas sin terminar a los gritos con la cajera o la dependienta de las carnes frías.
La cara de las reuniones de trabajo: una cara de interés, no social precisamente, sino un rostro de interés en unos temas que generalmente son de bostezo. Y si se habla de posibles aumentos de sueldo sacar una emergente de mucho interés pero sin que sea de perro queriendo alcanzar el hueso.
La de los eventos sociales: la sonrisa perenne que le muestre al mundo lo bien que te vá y lo feliz que eres, gracias a una ingenuidad enfermiza o unos antidepresivos pagados por tu cobertura médica. Si los tuvieras que pagar de tu bolsillo se te acabaría la sonrisa.
La del ligue: Ni sonrisa ni puchero. Todo muy interesante, con una mirada profunda y esquiva, entre tímida y temeraria y con unos labios entre que besan y entre que no. Es infalible y hay que tener esa siempre lista por si se ofrece.
La del ya y del después de: Una vez conocí a alguien que estaba obsesionado con verme la cara en el momento del orgasmo, así que es importante tanto esa como la del después. Si te mata el sueño te pones esa de satisfacción por un rato hasta que el acompañante se duerma o se vaya.
La del adios: Esta es muy importante, porque cuando uno al otro día no haya pa donde mirar con tal de no mirar al del ladito, entonces usamos la de la amabilidad y el agradecimiento, de interés aunque no lo haya.
La del despierto: Esta es pa cuando la cruda no te deja y en tu trabajo te pueden torcer si te duermes frente al teclado. Si se acompaña de un buen enjuague bucal mucho que mejor.
La del inteligente: Esa no sé si sirva de algo, porque no hay nada menos sexy que la inteligencia ostentada pero bueno. Hay gente que se engaña diciéndose que la inteligencia es sexy, pero yo por más que le busque el lado a Carlos Monsiváis nomás no me excita.
¿Cuántas caras más ocuparemos para no tener que ajustar una mueca, un descontento, una decepción y todo un catálogo de expresiones que vienen a nosotros cuando menos deben aparecer?
Yo estoy a favor de la espontaneidad, pero hay muchas veces que la espontaneidad juega en contra mío.
3 comentarios:
Cara de Sorpresa: Esta cara puede ser usada en multiples ocasiones.
Cuando andas en Sambor`s y vez a alguien que no quieres saludar y aunque lo evites te lo topas "que ondas, como estas?..que gusto verte, que ha sido de tu vida?"-
Cuando platicas con un tipo(a), que cree que lo sabe todo, o que ha descubierto el hilo negro y tienes que poner cara de sorprendido por sus disque buenas ideas.
Cuando te pillan en una mentira y tu ...yo?... no, yo no fui....como cres que serìa capaz?
y asi... ahi te la llevas con muchas mas caras de sorpresa. si tienes un diseño de esa luego me lo envias.
La Fran.
Es cierto. La de sorpresa es muy importante.
Gracias, Fran por enriquecer mi catálogo de caras.
Cual obra teatral griega.
Nombres y personalidades, tiempos y sentimientos... todo tiene su cara apropiada, y por eso, nada tiene cara. Mascaras, fundas limpias para una almohada sucia.
Ilusiones para la audiencia y escusas para uno.
"...a tale told by an idiot, full of sound and fury..."
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