lunes, abril 25, 2005

Excesos, S.A.

Mi segundo nombre es Exceso. My middle name is excess. Il mio secondo nomme e eccecso.

Así, como un mantra repetiré por toda la semana que tengo un segundo nombre muy cool. Aunque haya sido sólo este fin de semana, a quién quiero engañar, que poco me falta para ser un burócrata...¡qué miedo!

Por supuesto que no voy a mencionar que me topé con la horma de mi zapato y que por primera vez (¿o segunda?) me dieron la vuelta en asuntos del sexo, que me sentí rebasado y que pedía esquina, que ahora sé cómo se han de sentir las actrices pornos que son tratadas como objetos hechos por y para el placer de los demás... No, de eso no voy a hablar porque uno tiene una reputación que cuidar.

El caso es que este fin de semana, apenas reponiéndome de la resaca sexual con un dolor de piernas y de otras partes menos santas del cuerpo...(oops! olvidé que de eso no puedo hablar) se le ocurrió a mi vecino hacer una cena-opening en el patio de nuestra vivienda, llegaron múltiples estrellas del medio local e internacional, pintoras, escritrices, videoastas, fotógrafas, académicas, antropolotrices, escritrices y, por-su, meretrices (levanten la mano y digan presente o tiren la primera piedra).

La fiesta continuó en un lugar de música electrónica que me hizo sentir un dejavú noventero muy curioso, seguimos en otro lugar que estaba a punto de cerrar y fuimos aun after que luego nos remitió a otro, que resultó ser el after de la fiesta electrónica y con el sello del lugar te dejaban entrar y la fiesta continuó hasta las 6 de la mañana que culminó con un servidor con la peor cara de su vida, entrando a desayunar al sanborns en plan zombie radical.

Zombie y todo, igual me eché los chilaquiles con fruición para pedir paz y después darle el abrazo correspondiente a mi generosa cama, que ya me extrañaba la pobre, resentida un poquito por el trato que le dimos unos días antes con ese capítulo del que no debo hablar, pero cuyas huellas en la pared todavía traen a la memoria la gimnasia erótica.

1 comentario:

Madame X. dijo...

¡Viva la calistenia sicalíptica (echar un polvo, vamos)!