sábado, abril 09, 2005

Sleeping Beauty

...y fueron muy felices?

¿Cuánto puedes estar perdiendote de la vida cuando duermes 12 horas seguidas?
No creo que mucho, a juzgar por el carón inchado con el que amanecí hoy.
Dormí de 6:30 a 6:30 y si me dijeran que tocó a la puerta el amor de mi vida o el actuario que notifica que recibiste una cuantiosa herencia, eso no cambiaría el agradecimiento con el que me despertó mi cuerpo hoy en la mañana.
Y no estoy hablando de la religiosa erección matutina -que a veces la quisiera para uno que otro compromiso nocturno, pero ese es otro tema- sino de la claridad de mente y el relajamiento muscular con que te responde tu cuerpo después de pagarle las horas de sueño que le debes.
No mames, ayer sólo pude dormir 2 horas con 15 minutos y así me tuve que presentar a trabajar.
Todo fue culpa de La Negra, que se le ocurre llegar a la ciudad a media noche, como si no hubiera vuelos diurnos de Chilangolandia a la Ignominia.
Pero bueh, la noche valió la pena por varias razones, y esta nocturna visita fue sólo parte de ella.
Digamos que mi ego recibió el tratamiento que ya estaba necesitando y aunque pudo haber estado mejor, hay que ser agradecido y aflojar el cuerpo para dejarse acariciar por las manos generosas de los extraños.
Yo, como la Blanche, dependo de la amabilidad de los ídem y los no tanto.

Mi departamento quedó como traila de húngaro, con ropa regada por todas partes y el piso tapizado de botes de cerveza (light, porsu). Eso sí, húngaro artista, porque también regados por todo el piso estaban mis bocetos para un trabajo de ilustración que estoy preparando. Muy malitos por cierto, porque mi falta de disciplina combinada con mi crisis creativa está haciendo estragos que se notan en el papel.
Tache para mi y tarea para la próxima semana, porque lo que este fin de semana tengo ganas de divertirme.

Por cierto, espero se acabe ya la misa mediática que hemos padecido toda esta semana y que alguien se acuerde que éste es un país laico, por el amor de dios.
Que alguien recuerde que cuando la gente se muere, no se pueden borrar las atrocidades que hizo en vida, así sea Papa o lo que sea.
Ahora resulta que ni los católicos se acuerdan que la Woytlia se limpió el culo con el concilio vaticano segundo, pidió por la liberación de Pinochet y condenó a los africanos a una de sus peores epidemias por su sospechosa alergia -ideológica y tal vez física- al látex, para él la materialización elástica del demonio.

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