martes, abril 05, 2005

Roma no se hizo en un día...

No.
Hay muy pocas cosas que se hacen en un día.
Cosas que valgan la pena, digo yo.
Ya ven, Dios ocupó 6 largos días con sus noches en crear el mundo que ahora vivimos.
No sé que haría el séptimo día, si contemplar su obra o pasársela de siesta, pero tal vez pudo haberlo ocupado para enderezar lo que le quedó chueco.

El caso es que dos miembros de mi familia llegaron a Roma el mismo día que se dió la noticia de la muerte de Karolina Woytla, alias la sumo pontífice (q.e.p.d., si puede): un nombre para mí cero glamoroso, que no hace juego con el vestuario y la bisutería, ni con el escenario que lo corona.

Mi hermano me decía que no quería saber nada de El Vaticano y la Plaza San Pedro ni nada que oliera a incienso y a encíclicas.
Mi hermana de seguro alguna curiosidad tenía, sospecho que ella sí sabe quién fué Michelangelo Bounarroti y quería averiguar si la verga del David era tan chica como aparece en las postales (quién se va a fijar en ese detalle con ese cuerpazo, pregúntome yo, pero no soy el que está allá y eso me produce agruras).

Yo les digo que se olviden de las beateces, que tomen a los cardenales y a todo el zopiloterío como parte del hornamento de una puesta en escena anacrónica pero vistosa.
Roma no es sólo El Vaticano, es el origen de imperio, la madre de la civilización como la conocemos, de ahí viene nuestra lengua, nuestras leyes, de ahí nos heredaron la república, el concepto de democracia ahora en crisis, pero aún funcional.

De seguro mi hermano todo lo encontrará viejo y apestoso, mi hermana estará fascinada tomando fotos como japonesa y yo aquí maldiciéndolos por no haberme llevado.
¿Acaso no soy yo el más pequeño de los hijos?
¿No merezco que me lleven aunque sea en calidad de traductor?... bueno, no hablo romano, ma posso chiedere informazione a qualcuno -si e un bello ragazzo molto migliore-, ordinare al ristorante quello che vogliamo mangiare -si mangia piú pizza agli estati uniti, byt the way-, parlare con gli carabinieri...
En fin, a parte de traductor, puedo ser guía de turistas e inventar todo lo que no sé con tal de complacer a mis clientes. Así puedo ser de eficiente.
Les puedo llevar a la Fontana di Trevi -not related to Gloria, Javier-, donde Fellini retrató a Marcelo y a Anita Ekberg en "La dolce vita" y hasta les recreo el numerito.
El caso es que les habría convenido llevarme.
Me perdería en las noches como Cabiria, haciendo la carrera para tener qué comer al siguiente día y si les harto me pueden vender a un Zampano como hicieron a Gelsomina.
No tengo vocación de víctima, pero puedo desarrollar mi veta histriónica.

Si tan sólo me hubieran llevado les hubiera demostrado todo lo que se puede hacer en un día. Roma incluído.
Peccato!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres comediante?

Madame X. dijo...

París es divino, pero Roma... Ah, Roma is amazing! Ahí sí que hay un chulerío divino.

Manuel dijo...

Esa pregunta es pregunta o elogio?
Tal vez, después de todo, sí sea un comediante.
Baby, qué manera de reconfortar mi frustración por no estar en Roma... Grazie tante.