jueves, mayo 19, 2005

Elipsis

Las primeras veces nunca se olvidan, se quedan atrapadas en la garganta como si fueran bacterias y de repente algún detonante las hace aparecer, tan frescas e infecciosas como lechuga de taquería.
Mi memoria, por lo visto tiene voluntad propia porque justo cuando creo que ciertos momentos han quedado sepultados se me aparecen campechanamente de frente, como el holograma de Obi-One Kenobi.
Todavía me acuerdo del momento es que hice mi primera declaración de amor: fue hace casi diez años y, para no romper ninguna tradición milenaria, me fue de la chingada. Pero no nos adelantemos, que ya todos hemos oído hablar de la Ley de Murphy.
Salimos, platicamos, pisteamos, dimos la vuelta un rato hasta que nos detuvimos cerca de mi casa y el silencio se apoderó de nosotros...

Ambos eramos en ese entonces estudiantes y nos conocimos en la universidad. Yo nunca había estado interesado sentimentalmente en alguien y no había imaginado que su sola cercanía podía provocar tanto alborotamiento hormonal de la que daba razón mi corazón y mi entrepierna.
Recuerdo que una compañera estaba interesada en mi y esa noche que planeamos salir nos la encontramos en la calle y nos vio como si algo le debiéramos, creo que apartir de ahí me libré de las explicaciones.


...lo único que se escuchaba en esos momentos era la respiración agitada de los dos, uno en plan de seductor imberbe y el otro con las manos temblorosas y la mirada extraviada. Ambos temblábamos y cuando por fin decidí acercarme sonó el motor de arranque y el clotch para meter reversa.
Así de simbólico me resultó el momento y mi angustia empezó a convertirse en rabia, una rabia contenida, opresiva.
Cuando llegamos a mi casa estuve a punto de bajarme sin decir nada, si no me llevo nada de esto cuando menos me quedo con mi dignidad, pensé.
Pero no, mi sensatez de vacaciones y mi boca en su día libre dieron como resultado una torpe declaración de principios, solemne y parca que para algo me había servido mi educación cinematográfica con lo mejor del cine autista europeo.
Les ahorro el numerito por salud mental y demos paso a la elipsis...

-Mira, entiendo que te cueste trabajo aceptarlo pero no te creo nada de lo que me dices, para mi está todo muy claro pero es mejor que aquí la dejemos.

Me bajé del carro y caminé los metros más largos de mi vida sin mirar atrás, instalado en mi personaje bergmaniano, pensando que esa era mi mayor venganza contra el amor: darle la espalda, cuando en realidad era al contrario.
La noche que pasé se las ahorro con otra elipsis maravillosa, unos ojos abiertos que conocieron por primera vez el desvelo que nada tiene que ver con ensayos de fin de cursos o parrandas interminables, la resaca del desamor es tan lánguida y fotogénica que puede ser adictiva.
La noche siguiente vino a buscarme y algo me iba a decir pero yo, aún instalado en mi profundidad dramática pongo mi cara de heroína de David Lean y le digo:

-Lo de anoche, haz de cuenta que nunca pasó.

Se quedó mudo, agachó la mirada y se fue (como si se hubiera aprendido el guión de memoria) y Siberia se abrió ante nosotros, tan fría y nívea en pleno verano hermosillense.
Mi megalomanía se lo imaginaba llorando y lamentándose por el error cometido, pero mi sentido común no hizo sino confirmarme que las verdaderas historias de amor son esas, las que se inventa uno en la cabeza y el resto del mundo no hace sino preguntarse: ¿de qué me perdí?

16 comentarios:

Miguel dijo...

I have always said that the greatest stories of love were about loves that never happened... Dante and Beatrice, Romeo and Juliet, Don Quijote y Dulcinea.

I guess deep down inside we know that there is no "happily ever after..."

But my question to you is: why do you remember now, after 10 yrs? Did something happen?

Tell me more... tell me more... like, does he have a car?

Manuel dijo...

Lo que pasa, Miguel, es que este post es en realidad una elipsis, se dice lo que se tiene que decir y nada más.

Anónimo dijo...

Pinche Manuel, hasta en los comentarios eres genial. Jajajaja.

Anónimo dijo...

Eres grande petirojo, eres grande!!!!

La fran.

Manuel dijo...

Un besazo, Francely!
Tan grande como ocupe el empaque...

Anónimo dijo...

uutta manuel!! que texto tan entrañable y conmovedor bato!!...me acabas de remover un chingazo de escombros segun yo, ya superados...si chuy!! esta mezcla de placer y dolor = a nostalgia barata no la cambio por nada... en fin... me sumo al titipuchal de halagos ...
salud meño!!

Anónimo dijo...

Ah!! Qué tiempos auqellos. Fuiste una maldita ladrona...sniff.
atte
el anónimo que tu ya conoces.
P.D. te faltó poner de fondo el baladón de aquel dueto (dos tipos greñas largas y lacias) seudorroquero que no me acuerdo como se llama pero estoy seguro que tu sí

Manuel dijo...

Gracias, anónimo. No está mal sacar la Libertad Lamarque que todos llevamos dentro de vez en cuando.
Anónimo que yo sé quien eres: te refieres a Veni Vidi Vici? Dame más pistas.

Anónimo dijo...

No pendejo, el baladón aquel, hombre, que le gustaba mucho al implicado...Ah chingado como se llaman...Ni modo mi me memoria ha hecho una elipsis involuntaria (ah sí el disco se llamaba pornogaphy como el de the cure)

Manuel dijo...

Ya séeee..."More than words", es la canción y el grupo se llamaba Extreme...penita ajena y purititito guilty pleasure!

Mercedes dijo...

Yo mejor ya ni me lo cuestiono, es como perder un poco el tiempo.
Igual y es post es encantador, asi como tu.
Bye

Manuel dijo...

Hay que cuestionarse de vez en cuando, Ara. Nomàs para no perder la costumbre.
Un besote

sylvíssima dijo...

Me gustan tus elipisis (y lo mejor es que tú sabes lo que es una elipsis, cualquier otro pensaría que hay una connotación erótica en esto, si supiera lo que es una connotación)... anyway...

Prométeme que un día escribirás en qué quedó la vida de este "curioso" personaje, así del mismo modo en que siempre lo haces: sorprendiéndonos con tu agudeza.

Manuel dijo...

Prometido, se llamará "Pseudónimo", para evitar suspicacias, no vaya a ser que alguien de por aquí lo conozca, a él o a su esposa.

Mercedes dijo...

No se llama Adan?

Manuel dijo...

No, se llama Evian.