De que no paga, preguntenme a mi.
En el buró de crédito habría de estar las calorías y los carbohidratos.
¿Qué si de qué me declaro culpable?
Pues que si a ustedes el capítulo del Brownie con nieve le agregan, al siguiente día, una cena a base de pizza con champiñones, chatarras de las que quieran, coca cola y nieve de chocolate con fresas, el resultado no puede ser nada bueno.
Pena de muerte para mi.
El único que hizo eco de ese arrebato anárquico-alimenticio fue mi estómago y es hora de nada sólido puedo digerir.
Vamos, que ni una ensalada griega me pude terminar ayer.
Sólo un par de cervezas fueron mi cena.
En lo que mi metabolismo levanta la huelga, tendré que cultivar mi espíritu a ver si mis chacras hacen un poco por alinear mi intestino delgado y grueso.
En la misma situación ha de estar nuestro querido canciller, su majestad Derbez, cuando después de presumir a quienes se dejaran su candidatura a la dirección de la OEA, a primeras de cambio y vía intervención del engendro shakesperiano (mezcla de lady Machbet y Otelo) Condoleeza Rice, se quedó con un palmo de narices.
Después de lustrarle los zapatos le devolvieron un túmbate el rollo y a tejer chambritas en tu rancho. Quien nace para maceta, no pasa de cenicero.
Le voy a pasar el número de mi gastroenterólogo, para que vea que solidario puedo ser yo cuando ando estreñido.
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